En la actualidad, desde numerosas instancias europeas e internacionales, se señalan las ventajas de los programas de “Formación Dual” que combinan formación práctica en la empresa y formación teórica en los Centros de Formación, para estimular tanto la creación de empleo juvenil, como para promover una mejor transición de la escuela al trabajo.

En algunos países europeos como Alemania, Austria, Dinamarca o los Países Bajos, que disponen de sistemas de Enseñanza y de Formación Profesional caracterizados por su carácter dual, se observan menos problemas relacionados con la inadecuación de las aptitudes profesionales y los niveles de empleo juvenil.

Todo ello ha hecho que el sistema de Formación Profesional dual se encuentre actualmente en el centro del debate social y del educativo.

Por ello, resulta imprescindible recuperar la más pura tradición de los “aprendices” y de las “Escuelas de Formación” del siglo XIX y de principios del siglo XX de aquellas zonas en las que se produjo una incipiente industrialización – fundamentalmente en Cataluña, en el País Vasco y en Asturias – desarrolladas alrededor de grandes empresas, como fueron las Reales Fábricas, Altos Hornos de Vizcaya, Duro Felguera, General Eléctrica Española o Solvay, entre otros, y que duró hasta 1970 con la Ley de Educación.